Por: Padre Thom Hennen
El Mensajero Católico
Esta es una pregunta oportuna mientras esperamos el nombramiento de un nuevo obispo para la Diócesis de Davenport. Es un proceso envuelto en misterio para la mayoría, aun-que hay buena información sobre cómo funciona. Para una explicación más detallada y oficial, le dirijo al sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos: usccb.org y busque “nombramiento de obispos”.
Al igual que muchos procesos en la Iglesia Católica, el proceso de selección de obispos es a la vez muy humano y, sin embargo, creemos, guiado por el Espíritu Santo. Comienza con los obispos existentes que presentan al arzobispo de la provincia (en nuestro caso, el estado de Iowa) los nombres de los sacerdotes que creen que estarían calificados. En su reunión provincial, los obispos discuten sobre los candidatos y sus calificaciones. Votan por algunos nombres y los envían al Nuncio Apostólico (el representante del Papa en un país en particular).
A partir de ahí, el proceso se vuelve un poco más misterioso, ya que el nuncio y su personal llevan a cabo su propia investigación exhaustiva y confidencial sobre los candidatos. Se envían cuestionarios a varias personas sobre las necesidades de la diócesis y se les pide que sugieran nombres. Después de reducir la lista, se envía un cuestionario más específico a entre 20 y 30 personas que conocen bien a los candidatos específicos. No es necesario que los consultados sean clérigos. Los cuestionarios están bajo lo que se llama el “secreto pontificio”, lo que significa que aquellos que reciben un cuestionario no deben discutirlo ni discutir sus respuestas con nadie.
En una época en la que la gente exige una mayor transparencia por parte de la Iglesia, esto puede parecer anticuado. La razón del secretismo es doble: en primer lugar, para garantizar una investigación imparcial de los candidatos y, en segundo lugar, para evitar que aquellos cuyos nombres han sido sugeridos se creen mejor que otros o influyan en el proceso.
Cuando el Nuncio Apostólico concluye su investigación, prepara una “terna”, una lista de tres nombres indicando su preferencia y la documentación adjunta de su investigación. Envía la terna al Dicasterio para los Obispos en Roma, donde, si el Dicasterio lo aprueba, se presenta al Santo Padre. El Dicasterio puede elegir otro nombre de la terna (que no sea el preferido por el nuncio) o solicitar la preparación de una nueva terna.
Después de que el Papa recibe la terna, lee los documentos, reza por los candidatos y luego elige personalmente. No tiene que elegir la preferida por el Nuncio Apostólico o el Dicasterio para los Obispos. Él también puede pedir la preparación de una nueva terna.
Una vez que hace su selección, informa al nuncio, quien llama al candidato para preguntarle si acepta. Sí, el candidato puede negarse. Si acepta, entonces, se prepara todo para el anuncio y la ordenación y/o instalación del nuevo obispo. Si se niega, el proceso comienza de nuevo.
Espero que esto arroje algo de luz sobre este proceso tan secreto pero muy importante. ¡Que Dios nos envíe pronto un obispo cuya visión sea clara y cuyo corazón esté fijo en Jesús!
(Padre Thom Hennen es pastor de Cátedra del Sagrado Corazón en Davenport.)