¿Qué puedo decir de María?

Empiezo este relato compartiendo quién es la Fundadora de la Misioneras Cruzadas De la Iglesia: Santa Nazaria Ignacia March Mesa. Ella fue canonizada en el año 2018. Me refiero a ella porque la pregunta del escrito está inspirado en una presentación que Santa Nazaria hizo sobre la Virgen María: “¿Qué os diremos de María? Que la améis muchísimo y que la imitéis lo más que os sea posible. Ella es la modelo de la Congregación. Contempladla: en los años que se quedó en la tierra, no fue a sepultarse sobre las duras rocas del calvario para llorar la muerte de su Divino Hijo, sino que aparece al lado de los Apóstoles, alentándolos y sosteniendo su fe en la espera del Espíritu Santo.

¿Querido hermano, conoces la advocación de María Reina de los Apóstoles?

Esta advocación mariana, nos invita a ver en María a una mujer creyente fiel y fuerte. En el contexto de persecución que vivía la comunidad tras la muerte del Maestro, donde la tristeza, duda y desolación albergaban en el corazón de aquellos discípulos, su comunidad se había quedado huérfana. Aún más, su situación se agravaba debido a la persecución por parte de los enemigos del Reino de Dios. Las fuerzas estaban minadas, pero las mujeres seguidoras de Jesús perseveraban. La Madre, nos cuenta el evangelista san Juan, esperaba orando en el Cenáculo. María consciente de haber recibido un doble anuncio, – el del ángel Gabriel, que le notificaba la maternidad divina respecto de Jesucristo, y el anuncio de Jesucristo crucificado que le comunicaba la maternidad universal referida a todo el Cuerpo Místico que es la Iglesia- no iba a abandonar a sus demás hijos. Se mantenía alentando la fe de los discípulos de su Hijo.

El libro de los Hechos de los Apóstoles, nos señala que después de la muerte de Jesús, estos regresaron del Huerto de los Olivos y subieron a la sala en la cual solían reunirse, y esperaron allí la llegada del Paráclito, íntimamente unidos y orando en compañía de María, la Madre de Jesús,

A partir de este texto se le otorga a María el titulo de “Reina de los Apóstoles”, cuya fiesta se celebra justamente en día de la Vigilia de Pentecostés, que recién hemos
celebrado. Hemos de considerar y seguir a María como nuestro modelo de fe y de apostolado. Ella es la Virgen Santísima, corredentora y Reina de los Apóstoles. Cuidó de la Iglesia, recién nacida y ya perseguida. Como Madre de la Iglesia, pasó a ser miembro destacado del Cuerpo Místico de Cristo.

Nuestra devoción mariana ha de ser siempre Cristocéntrica y apostólica, que nos mueva a la entrega generosa a la misión, a ser miembros vivos de la Iglesia, dando gracias a Dios por las maravillas que hace en nuestras vidas, que cada uno podamos entonar como María el Magníficat, ese cántico que nos lanza a denunciar el mal para anunciar la Salvación de la humanidad. Por eso, María es la Mujer que proclama el nuevo, futuro y orden divino, con su canto agradece la misericordia de Dios, es la alabanza anticipada de lo que Dios ha manifestado como posible en la historia. Por eso, las generaciones venideras habrán de reconocer que con ella irrumpe la esperanza definitiva.

Oremos por la Iglesia en estos tiempos de persecución y comprometámonos diariamente a vivir nuestra fe de ma-nera sencilla que brille en la sociedad. Compartamos nuestra fe, esperanza y caridad más allá de nuestros hogares, contando con la presencia materna de María, Nuestra Madre, y en la protección divina de Nuestro Buen Dios.

Hna. María de los Ángeles Martínez Quinteros
Misionera Cruzada de la Iglesia