Cumbre sinodal: El camino para ‘remar mar adentro’

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Anne Marie Amacher
Mons. Thomas Zinkula saluda a la gente después de la Misa Crismal el 3 de abril en la Catedral del Sagrado Corazón en Davenport.

Por Barb Arland-Fye
El Mensajero Católico

Un viaje diocesano de descubrimiento y discernimiento, que se inició hace cuatro años con Visión 20/20, se detuvo durante la pandemia y se reanudó durante el Sínodo Diocesano; ahora, se embarca en su próxima etapa el 17 de junio con una Cumbre Sinodal en la Universidad San Ambrosio en Davenport. Allí, varios cientos de personas representantes de las parroquias, escuelas y otras entidades de la diócesis, obtendrán información sobre cómo la Iglesia local (diocesana) puede crecer como una Iglesia acogedora, que genere un sentido de pertenencia.

 “Es importante que salgamos de nuestras aisladas parroquias y escuelas, y colaboremos como diócesis en temas importantes que, juntos, hemos identificado a través del proceso sinodal como necesidades apremiantes”, dijo Mons. Thomas Zinkula. “Como dijo Jesús: ‘Donde dos o tres [parroquias y escuelas] están reunidas en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos’” (Mt. 18, 20).

Visión 20/20 proporcionó la base en el que echaron raíces las semillas de la encuesta Redescubriendo el Domingo (2021) y las sesiones de escucha del Sínodo Diocesano (2022). Las semillas brotaron en las respuestas de los fieles de la diócesis, expresando sus esperanzas y preocupaciones por la Iglesia. Estas semillas dieron frutos, que son los tres temas apremiantes de la encuesta y de las atentas sesiones de escucha: Bienvenida y Pertenencia, Compromiso de los Jóvenes y la Familia, y Enseñanza y Tradición de la Iglesia.

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Cada tema, uno por año, será el centro de los esfuerzos en parroquias, escuelas y otras entidades diocesanas. Acoger y pertenecer es el primer tema, que se lanzará en junio con la Cumbre Sinodal. Es una oportunidad para “reflexionar juntos sobre cómo el Espíritu Santo nos llama a ser mejores discípulos misioneros en nuestro vivir, celebrar, enseñar y compartir las Buenas Nuevas de Jesucristo”, dijo Mons. Zinkula.

El obispo espera que los participantes se lleven de la Cumbre sinodal “una experiencia del Espíritu Santo moviéndose dentro de ellos y de nuestra diócesis, llamándonos a responder más activamente, con amor, alegría, comunidad y fidelidad, a nuestro llamado bautismal a ser discípulos misioneros de Jesucristo. “Tengo la esperanza de que durante el próximo año, seguiremos el mandato de Jesús a sus discípulos de ‘remar mar adentro y echar vuestras redes para pescar’ (Lc. 5, 4) y que cuando lo hagamos, también tendremos una gran pesca.”

“Creo que la importancia de la próxima Cumbre Sinodal es mostrar que el proceso del Sínodo no terminó cuando se realizaron las sesiones de escucha”, dijo padre Thom Hennen, vicario general  diocesano y párroco de la Catedral del Sagrado Corazón en Davenport. “Escuchamos a la feligresía… Ahora, estamos haciendo algo que, con suerte, tendrá un gran impacto a nivel parroquial y comunitario”.

La Cumbre sinodal contará con paneles centrados en la comunión, la participación y la misión, los tres temas del Sínodo mundial de los obispos sobre la sinodalidad, que el Papa Francisco convocará en octubre. Los panelistas diocesanos de la Cumbre sinodal compartirán sus puntos de vista sobre la bienvenida y la pertenencia dentro de sus ministerios a las parroquias, las escuelas y la comunidad en general.

“Es probable que los seleccionados por sus parroquias para asistir a la cumbre ya sean los que reciben la bienvenida y la pertenencia”, dijo padre Hennen. “El objetivo es escuchar y compartir ideas y enviar (a los representantes) de vuelta con energía; para trabajar en colaboración con el clero y el personal de la parroquia, para comenzar a implementar algunas de esas ideas”.

“Esta cumbre es importante para mí porque aborda uno de los mayores desafíos que tenemos en nuestra Iglesia hoy: dar la bienvenida a las personas y ayudarlas a sentir que pertenecen”, dijo Juan Cooper, asociado pastoral y gerente comercial de la parroquia de San Antonio en Davenport.

Su participación en la encuesta diocesana Redescubriendo el Domingo y su ayuda para sintetizar los comentarios de las sesiones de escucha del Sínodo Diocesano, le dieron una perspectiva más amplia de las necesidades de los fieles. “Me sorprendió la importancia que se le da a ser bienvenido o no sentirse bienvenido. La decisión de nuestra diócesis de hacer algo con respecto a los comentarios que recibimos me da esperanza. Trabajando juntos a través del poder del Espíritu Santo, podemos abrir más nuestros corazones”.

Cooper servirá como panelista durante el Sínodo, hablando sobre los esfuerzos de su  parroquia para ser más acogedores y generar un mayor sentido de pertenencia. Destacará la acogida que tuvieron con la comunidad hispana de lo que fue la parroquia de Santa Maria, que se fusionó con la parroquia de San Antonio. Cuando se le preguntó qué espera que los participantes se lleven de la cumbre, Cooper dijo: “Si dar la bienvenida es uno de nuestros principales desafíos como Iglesia, lo acepto como una buena noticia porque podemos hacer algo al respecto. Está en nuestras manos salir de esta reunión sinodal comprometidos a hacer los cambios necesarios para crear un nuevo espíritu de acogida y pertenencia en nuestras parroquias”.

 “La Iglesia Católica es una Iglesia global, formada por todos los sacerdotes y laicos de todo el mundo. Es nuestra Iglesia”, dijo Tommy Hexter, miembro de la parroquia de Santa María en Grinnell, que sirve en la Comisión Pastoral Diocesana. “La Cumbre sinodal es una oportunidad para re-imaginar lo que nosotros, como cuerpo de Cristo y cuerpo de la Iglesia, podemos sembrar como semillas de crecimiento y pertenencia. Los proyectos e iniciativas que inspirará la cumbre son las abundantes cosechas de la Iglesia, de nosotros y de nuestros futuros miembros”.

Espera llevarse de la Cumbre sinodal “un sentimiento de agencia para ‘preguntar no qué puede hacer la Iglesia por mí sino qué puedo hacer yo por la Iglesia’ y saber cómo puedo ayudar a cons-truir la Iglesia que nosotros como comunidad diocesana soñamos colectivamente.”

El director diocesano de evangelización, Patrick Schmadeke, ve la importancia de la cumbre sinodal tanto desde la perspectiva de la iglesia diocesana como de la iglesia doméstica. “Es importante que mis hijos encuentren un hogar en la Iglesia”, dijo. Espera que la cumbre “inspire a las personas a unirse como comunidades. Muchas personas están experimentando soledad en este momento. Esto es algo sobre lo que podemos reflexionar y abordar en nuestra vida personal y profesional”.

“Así como la sinodalidad no termina con los próximos sínodos en Roma en 2023 y 2024, ‘Acoger y pertenecer’ ciertamente no termina con la cumbre”, dijo el padre Hennen. “La esperanza es que este tema y estas prácticas se mantengan en el futuro. Los próximos dos temas, Compromiso de la juventud y la familia y Enseñanza y tradición de la Iglesia, se basarán en este tema”.


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