Por la gracia de Dios, intenta crecer en santidad

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John Blunk y Padre Rodolfo Juarez juegan basquetbol en el gimnasio de la YMCA en Davenport.

Por: Padre Rodolfo Juarez
El Mensajero Católico

Nuevamente aquí estoy con otra historia de “signo”. Cuando estaba en Celaya, Guanajuato, México, visitando un hogar de niños a cargo de religiosas, leí este cartel en el pasillo: “No corro, no grito y no empujo”. Hmm, las hermanas deben conocerme bastante bien; de lo contrario, no habrían puesto ese letrero.

Hoy me encontré con nuestro feligrés John Blunk en el gimnasio de la YMCA. Tomé mi turno en la cancha de baloncesto e hice un tiro de tres puntos. Pensé que mis sueños de jugar en la NBA se acabaron. Ahora, “No corrí”, quizás un poco; “No grité”, excepto tal vez cuando dije algo en voz baja, cuando fallé un tiro y, dado que John es tan educado, “No tuve que empujarlo fuera del camino”.

En la vida, estas tres reglas pueden ser muy útiles. No debemos correr, sino reducir la velocidad, respirar, disfrutar el momento y agradecer el regalo de la vida y el tiempo, que tenemos para vivirla. Tampoco debemos gritar. Si estamos hablando en voz alta, significa que no estamos escuchando o ejerciendo la paciencia como deberíamos. Y, por supuesto, no deberíamos presionar a nadie, ya sea físicamente o de otra manera, tratando de salirnos con la nuestra o demostrar nuestro punto, cuando la caridad y la humildad van mucho más allá.

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John es muy buen tipo, es un gran trabajador, un gran feligrés y tiene la voz de “Radio Free Europe” o tal vez, del famoso “Walter Cronkite”, cuando lee en misa. Siempre que lo veo, no corre, no grita y no empuja. Si alguna vez lo has visto en la cancha de baloncesto, casi cada tiro que lanza, ¡lo hace! ¡Cómo quisiera que esto fuera cierto para ti y para mí, cuando se trata de vivir la vida cristiana!

Ya sea que hagamos todos los tiros que lancemos o no, debemos continuar tratando, por la gracia de Dios, de
crecer en santidad.

“¿Acaso no lo sabes, o no lo has oído?

Yahvé es un Dios eterno que ha creado hasta los extremos del mundo.

No se cansa ni se fatiga y su inteligencia no tiene límites.

El da la fuerza al que está cansado y robustece al que está débil.

Mientras los jóvenes se cansan y se fatigan y hasta pueden llegar a caerse,

los que en El confían recuperan fuerzas, y les crecen alas como de águilas.

Correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse.” (Isaías 40, 28-31)

¡Dios con nosotros!

(El Padre Juarez es pastor de la Parroquia de San Antonio en Davenport.)


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