Dear Brothers and Sisters in Christ,
In his Lenten message this year, Pope Francis is challenging us to confront the problem of what he calls the “globalization of indifference.” Wealth, power, prestige; these can close us off from the plight of the poor. The busyness and constant clamor of our lives can drown out the cries of those in need. It is easy to lose hope, to feel powerless in the face of so much suffering around the world.
Indifference to God and neighbor is a temptation not just for us as individual Christians, but for parishes and communities and for the whole church. Pope Francis urges us to once again open our hearts to the cry of the prophets and to let our consciences be troubled and so be moved from indifference to action.
How might we be moved from indifference to action? We can do nothing on our own; it is only by owning this truth and by letting Christ minister to us first that we can be changed and so better serve our neighbors. Loved first, we are then able to love.
Our traditional Lenten practices offer a way to both open ourselves to Christ’s love and to share that love with others, to resist the temptation to indifference. First, we are called to prayer — both on our own and as a community gathered for liturgy. Especially at Mass we come face to face with Christ; we become what we receive: the body of Christ, bread broken for the life of the world.
Second, we are called to works of charity — to share not only our monetary gifts but our talents as well. We are called to share in the lives of those on the margins — whether in hospitals or nursing homes, jails or prisons, food banks or shelters, or just down the street in our own neighborhoods.
Third, fasting reminds us of the suffering of others and of our own dependency on God. Such solidarity deepens the bonds between us not just within the church but with all of humanity. We join the catechumens on their journey to the Easter sacraments. In regards to fasting and abstinence, please allow me to remind you of what is called for by our Lenten discipline:
• Everyone 14 years of age or older is bound to abstain from meat on Ash Wednesday (Feb. 18, 2015) and all the Fridays of Lent.
• Everyone 18 years of age and under 59 years of age is bound to fast on Ash Wednesday (Feb. 18, 2015) and Good Friday (April 3, 2015).
• On these two days of fast and abstinence, only one full meal is allowed. Two other meatless meals, sufficient to maintain strength, may be taken according to each one’s needs, but together they should not equal one full meal. Eating between meals is not permitted, but liquids (including milk and fruit juices) are allowed. When health or ability to work would be seriously affected, the law does not oblige.
• To disregard completely the law of fast and abstinence is a serious matter.
May our Lenten journey this year open our hearts even wider to the needs of our neighbors and to the love of God; may it heal us of the sickness of indifference, help us overcome the temptation to despair and deepen our Easter joy.
Enfrentar la globalización de la indiferencia en este Tiempo de Cuaresma
Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
En su mensaje de Cuaresma este año, el Papa Francisco está retándonos a confrontar el problema que él ha llamado la “globalización de la indiferencia.” Riqueza, poder, prestigio… estos nos pueden cegar a las dificultades de los pobres. El ajetreo y el constante clamor de nuestras vidas pueden ahogar los gritos de las personas necesitadas. Es fácil perder esperanza, sentirse impotente ante tanto sufrimiento en el mundo
La indiferencia hacia Dios y al prójimo es una tentación no solo para nosotros como cristianos individuales, sino también para parroquias, comunidades y para toda la Iglesia. El Papa Francisco nos insta una vez más, a abrir nuestro corazón al grito de los profetas y dejar que nuestra conciencia se ha remecida y, de ese modo, pueda moverse de la indiferencia a la acción.
¿Cómo podemos movernos de la indiferencia a la acción? No podemos hacerlo solo por nuestra propia cuenta. Es necesario ser dueños de esta verdad y dejar que Cristo nos transforme y, así, servir mejor a nuestros prójimos. Primero, ser amados para ser capaces de amar.
Muchas veces, nuestras prácticas tradicionales de Cuaresma nos ofrecen una forma tanto de abrirnos al amor de Cristo y compartir ese amor con otros, para resistir la tentación de la indiferencia. Primero, estamos llamados a rezar -tanto individual como en comunidad reunida en la liturgia. Especialmente en la Misa, nosotros venimos a estar frente a frente con Cristo; nos convertimos en lo que recibimos: el Cuerpo de Cristo, el Pan partido para la vida del mundo.
Segundo, estamos llamados a las obras de caridad — para compartir no solo nuestras ofrendas monetarias sino también nuestros talentos. Estamos llamados a compartir en la vida de aquellos que son marginados — ya sea en los hospitales o asilos, cárceles o prisiones, dispensas de comida o refugios, o simplemente aquellos que se encuentran en las calles de nuestro vecindario.
Tercero, ayunar nos recuerda el sufrimiento de otros y de nuestra propia dependencia en Dios. Tal solidaridad profundiza los lazos entre nosotros no solo dentro de la Iglesia, sino con toda la humanidad. Nos unimos a los catecúmenos en su camino a los Sacramentos de Pascua. En relación al ayuno y a la abstinencia, permítanme recordarles lo que se pide que cumplamos en la Cuaresma:
• Los mayores de catorce años de edad, están obligados a abstinencia de comer carne el Miércoles de Ceniza (18 de febrero de 2015) y todos los viernes de Cuaresma.
• Los mayores de diecinueve años y menores de 59 años de edad, están obligados a ayunar el Miércoles de Ceniza (18 de febrero de 2015) y el Viernes Santo (3 de abril de 2015).
• En estos dos días de ayuno y abstinencia, solo se permite una comida completa. Otras dos comidas sin carne se permiten, suficiente para mantener la fuerza, que pueden ser tomadas de acuerdo a lo que cada uno necesita, pero que juntas no pueden ser una comida completa. Comer entre comidas no está permitido; sin embargo, líquidos (incluyendo leche y jugo de frutas) están permitidos. Esta ley no obliga cuando la salud o el trabajo exigen una alimentación.
• Es un tema serio de consciencia, desconocer completamente la ley de ayuno y abstinencia.
¡Qué nuestro camino Cuaresmal este año abra nuestros corazones más ampliamente a las necesidades de nuestros prójimos y al amor de Dios!¡Qué nos curemos del mal de la indiferencia y que nos ayudemos a superar la tentación de la desesperación y a profundizar más en nuestra alegría Pascual!
Sincerely in Christ,
Sinceramente en Cristo,
Most Rev. Martin Amos
Rev. Mons. Martin Amos
Bishop of Davenport
Obispo de Davenport