Por Lindsay Steele
El Mensajero Católico
Washington — Cuando Padre Bernie Weir planeó una cena social para hombres en la parroquia de St. James, las mujeres estuvieron curiosas por saber qué es lo que él tendría en mente. Ellas preguntaron de qué forma podrían ayudar.
¿Cuál fue la respuesta del pastor? En nada. “Nosotros no sabíamos que íbamos a hacer; no teníamos un programa… Lo único que tenía planeado era comida y una oración inicial.”
Además de un plan relajado para el evento del 30 de diciembre, P. Weir tenía una misión seria: él quería dar a los varones adultos la oportunidad de reunirse y apoyarse como hombres católicos. Esto es
algo que él siente es importante para construir la fe. “Los hombres católicos no se reúnen tanto como antes (en algo básicamente social). Esto era una forma de reunirse sin ningún compromiso o nada. ¡Todo lo que debían hacer era comer y hablar!”
Era la primera vez que P. Weir planeaba una cena de este modo en St. James. Durante su tiempo como sacerdote en otras parroquias, él ha observado que aunque las mujeres católicas parecen reunirse “más fácilmente”, los varones también están deseosos de participar en eventos sociales de su parroquia con otros, cuando se les da la oportunidad.
Después que 58 hombres firmaron para asistir a la sopa y a la cena en St. James, fue para P. Weir evidente que los varones de la parroquia estaban disponibles a la invitación.
Dick Wehr, miembro de la parroquia de St. James por 35 años, admite que estuvo intrigado por la cena, pues, es poco común un evento social parroquial para hombres. El dijo que la gente asume que cuando los varones se reúnen, es para un asunto pomposo o la típica afirmación ‘es cosa de hombres.’
Él fue gratamente sorprendido por el ambiente confortable de la cena. La comida era simple, pero buena, y no había manteles formales o decoraciones. “Todo el mundo se sentía relajado y se sentían en el mismo nivel con los demás. Fue un gran acontecimiento social. En la Iglesia, a veces la gente va a su manera y se olvidan de sí. Estos eventos une a los hombres de la parroquia, así como cualquier otra cosa”.
Dan Greiner atendió la cena y llevó a su amigo de la parroquia de San José y Cabrini en East Pleasant Plain. De 88 años, recordó un tiempo en el cual los varones católicos que vivían cerca, se reunían regularmente en casa para sociabilizar y jugar cartas. “Ahora, parece que las personas no tienen tiempo.”
El dijo que la idea de P. Weir de dejar a un lado la noche para sociabilizar ‘fue un buen tiempo y la comida estuvo muy buena.’
Hombres de todas las edades participaron, y los miembros que hablan inglés o los que hablan español estuvieron presentes. P. Weir observó que muchos parroquianos agricultores participaron, pues, diciembre es un tiempo donde generalmente la agricultura va lentamente.
Algunos hombres estuvieron alguna hora, otros muchas más. Padre Weir bromeó diciendo que ellos podían quedarse tan tarde como quisieran, “siempre y cuando tuvieran permiso de sus esposas, sus enamo-radas o de sus mamás.”
P. Weir planea tener más cenas para hombres en el futuro y planea organizar un evento similar para las mujeres de la parroquia, también. “Fue un tiempo muy bonito” dijo Padre Weir.
Dick Wehr dijo: “Yo doy (a P. Weir) un A+ por lo que ha hecho.”