Por Anne Marie Amacher
El Mensajero Católico
“¿Qué es esto, una broma?” Pensó el padre Guillermo Treviño Jr. cuando abrió un correo electrónico el pasado 29 de agosto, donde le informaban su nominación para el Premio Nacional al Nuevo Liderazgo Cardenal Bernardin 2022.
El correo electrónico decía que si estaba interesado en recibir el premio, necesitaba programar una entrevista y saber de su disposición para viajar a Baltimore; para la reunión de noviembre de la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU. (USCCB). La Campaña Católica para el Desarrollo Humano (CCHD) de la USCCB es quien presenta el premio.
Según el sitio web de la USCCB, el premio al liderazgo reconoce a un “católico joven lleno de fe entre las edades de 18 a 40 años, que ha demostrado liderazgo contra la pobreza y la injusticia en los Estados Unidos”. “Reconoce el liderazgo, la energía y las diversas habilidades que los jóvenes aportan al trabajo antipobreza, de proyectos de bajos ingresos y parroquias católicas. El Premio Cardenal Bernardin al Nuevo Liderazgo destaca los dones de los jóvenes líderes y su compromiso con el Evangelio hacia los pobres”. El cardenal Joseph Bernardin (1928-1996) fue un firme
partidario de la CCHD.
David Goodner, cofundador de la Casa del Trabajador Católico, nominó al Padre Treviño, de 36 años. En su carta de nominación, Goodner dijo que el Padre Treviño es miembro fundador de Escucha Mi Voz Iowa (Escúchame), financiado por Quad Cities Interfaith. El padre Treviño “comenzó dos equipos centrales en sus parroquias gemelas hispanas, San José en West Liberty y San José en Columbus Junction”.
Él ha facilitado reuniones, “ayudó a desarrollar liderazgo de base en sus parroquias y en las plantas empacadoras de carne que hay alrededor de sus parroquias” y desempeñó un papel clave en los esfuerzos exitosos de los miembros de Escucha Mi Voz; para obtener unos bonos de alivio frente a la situación de la pandemia, para trabajadores inmigrantes esenciales y excluidos en el este de Iowa. También ayudó con “todos los aspectos del desarrollo organizacional, recaudación de fondos, reclutamiento de líderes, presidir reuniones, contactar a los que toman las decisiones, hablar en público y proporcionar una base espiritual y de oración para la organización comunitaria”, escribió Goodner.
El padre Treviño ha orado y hablado en solidaridad con los pobres y mostró a los funcionarios electos y al público, que “la Iglesia está con los trabajadores, los inmigrantes, los refugiados y los pobres” en el ámbito espiritual y en el mundo material. El padre Treviño también se desempeña como capellán de Escucha Mi Voz Iowa.
Aceptó la nominación y participó en una entrevista virtual a mediados de septiembre con Jill Rauh, directora de educación y de alcance del CCHD; Ralph McCloud, director de CCHD; y Juan Aranda, especialista en subvenciones para el suroeste y el centro de los EE. UU. “Estaba nervioso”, dijo el padre Treviño. “Soy malo en las entrevistas”, admitió.
El 4 de octubre, recibió un mensaje del diácono Kent Ferris, director de Acción Social de la Diócesis de Davenport, quien le dijo al padre Treviño que revisara su correo electrónico. “¿Que hice ahora?” se preguntó a sí mismo. El correo electrónico le informó que recibiría el Premio Cardenal Bernardin al Liderazgo Joven. “Me quedé impactado. No podía creer que esto me estaba pasando a mí”.
La carta de CCHD decía: “Aquellos que lo entrevistaron quedaron muy impresionados con sus esfuerzos inspirados en la fe; para acompañar a los inmigrantes en su comunidad a través de su trabajo con Escucha Mi Voz Iowa”. Además de recibir el premio el 15 de noviembre en Baltimore, el Padre Treviño recibirá un cheque de $1,000.
También el 4 de octubre se enteró que el Departamento de Agricultura de EE. UU. había otorgado $1 millón en subvenciones para el alivio pandémico federal a las zonas rurales del este de Iowa; para beneficiar a casi 2000 trabajadores de producción de alimentos esenciales. Él dijo: “¡Qué día tan increíble tuve!”.
En preparación para distribuir el dinero de la subvención, el padre Treviño planea realizar reuniones para posibles beneficiarios en sus parroquias; para ayudar a identificar la elegibilidad y determinar los pasos necesarios para avanzar. “Este es un momento emocionante”.
Su inspiración proviene de su difunto padre, de quien el padre Treviño dijo que nunca se dio por vencido, y también proviene de las comunidades en las que sirve el sacerdote. “Estoy llamado a servir a TODAS las personas”.