Por Barb Arland-Fye
El Mensajero Católico
Jonathan Santos era un adolescente ansioso que se enfrentaba a la deportación cuando el 9 de mayo de 2018 las autoridades de inmigración allanaran la planta de cemento en Mount Pleasant donde él y otros 45 empleados hispanos trabajaban. Tres años después, es un joven seguro de sí mismo, que trabaja como supervisor de primer turno, en un centro de distribución en Mount Pleasant con el sueño de convertirse en ciudadano estadounidense.
Su camino hacia la ciudadanía es posible, en parte, porque la voluntaria de IowaWIN, Lynn Ellsworth, accedió a servirse como su tutora legal hasta que cumpla los 21 años. Para Jonathan, Lynn se ha convertido en su segunda madre a la que recurre para pedirle consejo y ella está tan orgullosa de él como si fuera su propio hijo.
Los dos se conocieron en la Primera Iglesia Presbiteriana de Mount Pleasant, un mes después de la redada del Servicio de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE). Lynn trabajaba como voluntaria en la distribución de alimentos que IowaWINs (Iowa da la Bienvenida a los Vecinos Inmigrantes) abrió en la iglesia para ayudar a las familias inmigrantes cuyos sostén del hogar habían sido detenidos en la incursión. La Diócesis de Davenport apoya a IowaWINs, la misión de la Primera Iglesia Presbiteriana.
Jonathan llegó de 17 años completamente solo a Texas en agosto de 2017 desde El Salvador, buscando escapar de las peligrosas pandillas de su tierra natal. “Era peligroso vivir allí. Había visto los problemas con las pandillas. Si no te unías a ellos, te mataban. No había muchas opciones”.
Después de llegar a Texas llamó a las autoridades de inmigración y pidió asilo antes de ser llevado a un centro de detención de menores, donde dijo que lo trataron bien antes de irse a Iowa para vivir con su hermana en Mount Pleasant. Ingresó a la escuela secundaria, pero tuvo problemas debido a la barrera del idioma y las diferencias en los sistemas educativos.
Después de dejar la escuela, se puso a trabajar en la fábrica de cemento, donde adquirió conocimientos del inglés. Cuando el ICE hizo la redada el 9 de mayo de 2018 en la fábrica mientras trabajaba, Jonathan pensó para sí: “Me voy a casa. Ha terminado”. Pasó 23 días detenido, sin saber cuándo lo liberarían. Dice: “los tres primeros días, sientes que te vas a derrumbar”.
El Proyecto de Bonos Comunitarios del Este de Iowa (ahora Prairielands Freedom Fund) pagó su fianza y salió de la cárcel. Volvió a Mount Pleasant, donde un abogado le aconsejó que solicitara tutela legal. Esto le permitió solicitar el Estatus Especial de Inmigración Juvenil (SJIS). Los solicitantes que reúnen los requisitos han sido maltratados o abandonados por sus padres o se enfrentan a la violencia si regresan a sus paises de origen.
Después de pensarlo, Lynn aceptó ser la tutora legal de Jonathan. Jonathan volvió a la escuela y obtuvo su diploma en 2020, tras graduarse en una escuela secundaria alternativa.
Dice Lynn: “Cuando fuimos a inscribirlo en la escuela, recuerdo haber dicho: ‘Nunca antes tuve un hijo’ y él empezó a llamarme ‘mamá’. Eso me emocionó”. “Ella es como mi mamá. Se preocupa mucho por mí”, dice Jonathan. Lynn añade: “Me manda un mensaje y me dice: ‘¿Cómo estás, mamá?”.
Jonathan sigue viviendo con su hermana incluso hasta ahora, pero también se reune regularmente con Lynn y Tom. Casi un año y medio después de la redada del ICE, Jonathan ha recibido el permiso de trabajo y la tarjeta del Seguro Social, lo que le ha permitido obtener la licencia de conducir y un trabajo. Ahora es autosuficiente y trabaja a tiempo completo en el centro de distribución donde aprendió a operar un montacargas, entre otras habilidades. “Mantengo a mi familia en casa”, dice Jonathan, y llama a su madre semanalmente.
Recientemente, ha recibido la aprobación de su solicitud de estatus migratorio especial. Su petición de asilo está pendiente, pero espera que también se le conceda. Está agradecido con IowaWINs, dice:”ellos me han ayudado mucho”. Sin IowaWINs, “Tú no me habrías tenido”, subraya Lynn, sonriendo. “Es una buena persona”, dice Lynn sobre Jonathan, “él trabaja mucho; ha hecho todo lo correcto”.