El Miércoles de Ceniza es el peregrinaje anual a Pascua

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Estimados Hermanos y Hermanas en Cristo,

El 26 de febrero empezamos nuestra peregrinación anual a través del desierto a la Cruz y, a través, de la Cruz a la alegría de los sacramentos de Pascua y a la mañana de Pascua.

Bishop Zinkula

Cuando miramos al Crucificado, ¿qué vemos? El Papa Francisco nos invita a que veamos los brazos abiertos, en un abrazo de amor. El Papa nos anima a que veamos un amor que se nos entrega, invitándonos a una relación de fraternidad. El Papa nos anima a descubrir que la muerte no tiene la última palabra, que la misericordia triunfa sobre el pecado. Como nos recuerda el Santo Padre: “El gran Misterio de la Muerte y Resurrección de Jesús [es] la piedra angular de nuestra vida cristiana personal y comunitaria” (Mensaje para la Cuaresma, 2020).

La vida, muerte y resurrección de Jesús son buenas noticias. A través del bautismo, somos llevados a esta realidad, el Misterio Pascual. Para aquellos ya han sido bautizados, nuestra peregrinación cuaresmal nos llama a una renovación de esta verdad en nuestras vidas, una renovación de nuestra identidad bautismal. Para los catecúmenos, es un momento de prepararse para morir y renacer, un tiempo para abrazar la cruz.

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La oferta de Amor y Misericordia de Dios en Jesús se da gratuitamente. ¿Cómo podríamos decir “sí” a este regalo durante este tiempo de alegría, este momento de gracia? ¿Cómo podríamos nosotros responder agradecidamente a lo que Dios ha hecho primero?

El Papa Francisco nos recuerda que nuestro punto de partida siempre debe ser la oración. Solo en un encuentro íntimo con el Salvador es, que llegamos a experimentar tal misericordia. Somos invitados al desierto, estamos invitados a profundizar en la palabra de Dios y estamos invitados al Sacramento de la Misericordia: la Reconciliación.

Con ese fin, les pido a nuestros párrocos que trabajen juntos para que los días del 20 al 21 de marzo, al menos una iglesia en cada decanato, esté abierta durante 24 horas para la Adoración Eucarística y las Confesiones.

El Papa Francisco también nos recuerda que poniendo a Cristo crucificado en el centro de nuestras vidas, significa atender sus heridas, en quienes sufren hoy la violencia, la opresión y la injusticia. Por lo tanto, estamos llamados a dar limosna y a ayunar. Estamos llamados al ayuno, no solo como un recordatorio de que todo lo que tenemos es un regalo, sino también como un acto de solidaridad con aquellos, que carecen de lo que se necesita para vivir una vida completamente humana. Sin embargo, la solidaridad no es suficiente. También estamos llamados a la acción, a dar lo que tenemos a los demás, no solo en el sentido de la ayuda financiera (por ejemplo, a través del Programa del Tazón de Arroz), sino también en términos de cómo vivimos y pasamos nuestro tiempo. Estamos llamados a decir “no” a una economía que usa y abusa de otros y del medio ambiente en una búsqueda interminable para adquirir más y más.

Se le recuerda, que cuando llega el tiempo de ayunar, lo mínimo que la Iglesia nos pide durante este tiempo es:

• Miércoles de Ceniza y Viernes Santo son días de ayuno. En días de ayuno, una comida completa y dos comidas menores. No se permite que se coma entre comidas. Los católicos entre los 18 y 59 años están obligados de ayunar.

• El Miércoles de Ceniza y todos los Viernes de Cuaresma son días de abstinencia. En días de abstinencia, no se debe comer carne. La ley de abstinencia obliga a todos los católicos de los 14 años o más.

Si los fieles de una comunidad no pueden observar las regulaciones de ayuno y abstinencia debido a problemas de salud u otras razones, entonces ellos están llamados a practicar otras formas de penitencia y abnegación adecuadas a su condición. Ignorar las leyes de ayuno y abstinencia es un tema realmente serio.

Espero que este tiempo de Cuaresma, a través de la oración, ayuno y limosna, en las diversas formas que estas antiguas prácticas puedan ser adoptadas en nuestras vidas hoy, nos lleven a abrazar completamente la Cruz de Jesús y, por eso, conocer la alegría de la Resurrección. ¡Llenados con la alegría y la promesa del Espíritu, también espero que nosotros compartamos las Buenas Nuevas con todas las personas que nos encontremos!

Sincerely in Christ/Sinceramente en Cristo,

Rev. Mons. Thomas R. Zinkula
Obispo de Davenport


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