Acompañarnos unos a otros

Facebooktwittermail

Por Padre Guillermo Treviño
El Mensajero Católico

En la Convocatoria Visión 20/20, el testimonio de Katie Prejean McGrady me impresionó mucho cuando habló de un diácono, que la acompañó y creyó en ella. Esa historia la hice parte de mi homilía el domingo de Pentecostés, ya que uno de los temas claves de la Visión 20/20, fue el acompañamiento y que necesitamos acompañarnos en este camino llamado vida. No hay nada como los ejemplos de la vida real, por lo que recordé cuándo yo mismo fui acompañado.

Cuando tenía 14 años, mi padre murió. Antes, durante, después y hasta el día de hoy su muerte me afecta. Yo no tuve auto hasta que fui seminarista de segundo año de teología, porque mi madre nunca aprendió a conducir. Mi maestro luterano de los Boy Scout, Quint Ford, y su esposa, Joyce, nos llevaban al hospital de la Universidad de Iowa todos los días durante un mes antes que mi padre muriera. Nosotros vivíamos en Quad Cities, así que era una hora de ida y una hora de regreso ¡todos los días! Después del funeral de mi padre, Quint y Joyce nos dijeron que les avisáramos si necesitábamos algo.

Cuando fui niño, quería ser presidente de los Estados Unidos. Mi primera dirección de correo electrónico fue presidenttrevino2024@yahoo.com, porque ese sería el año en que iba a ser elegido presidente. Todavía tengo esa dirección de correo electrónico, aunque ya nadie usa Yahoo. Mi maestro de los Boy Scount dijo: “Si eso es lo que quieres ser, ¡hazlo!”, él creyó en mí.

epay

Cuando me volví más religioso y quise ser sacerdote, él me presentó al padre Rudy Juárez. Una vez más, Quint Ford creyó en mí. Si le preguntan a la mayoría de las personas con las que crecí, y quizás incluso a algunos feligreses de hoy, dirán, ¿cómo puede ser el padre Guillermo un sacerdote? En mi camino para ser seminarista, Quint Ford y su esposa estuvieron allí conmigo, cuando otros pocos no estuvieron; incluso ellos me llevaban al seminario. Joyce falleció un mes antes de mi Ordenación Sacerdotal.

El día de mi Ordenación, fue el 6 de junio de 2015, Quint fue la persona más feliz, ¡y no es una broma! Él mantuvo su cabeza en alto. Existe la tradición de dar a la madre del sacerdote un manutergium (manutergio), que es un paño que se usa para absorber el aceite de crisma después de que el obispo unge las manos de un nuevo sacerdote. También por tradición, el sacerdote recién ordenado entrega la estola de la primera confesión que escucha a su padre. Desde que mi padre falleció, yo se la di a mi maestro luterano de los Boys Scount, Quint Ford.

Soy muy activo en Facebook y le comente a las personas que di esta prenda a mi maestro luterano de los Boys Scount. Algunos católicos se escandalizaron.

“¿Cómo te a través a darle a un lutera-no, algo tan precioso? ¿No hay algún buen católico? Yo respondí: “Sin comentarios”, lo que hizo que la gente sonriera.

Quint Ford “creyó en mí cuando pocos o ninguno lo hizo”. Eso es lo que Visión 20/20 nos llama a hacer, acompañarnos. Creer en el otro.
El martes 11 de junio por la tarde, recibí un mensaje de la familia de Quint Ford, él estaba luchando por respirar y lo llevaron a un hospicio. Oré con él mientras su familia estaba presente. Falleció, a las 3:30 a.m. del miércoles 12 de junio. Gracias por creer en mí, Quint Ford, descansa en paz.


Support The Catholic Messenger’s mission to inform, educate and inspire the faithful of the Diocese of Davenport – and beyond! Subscribe to the print and/or e-edition, or make a one-time donation, today!

Print Friendly, PDF & Email
Facebooktwittermail
Posted on