¿Cuáles son los signos de una vocación al sacerdocio?

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Por P. Joseph Sia
El Mensajero Católico

Me gustaría iniciar una serie de artículos pequeños basados en los capítulos del libro “Para salvar a mil almas” del Padre Brett Brannen. Escuché al padre Brannen en una conferencia nacional para directores de vocaciones en septiembre pasado y fue realmente asombroso e inspirador. Sus muchos años de experiencia como sacerdote y director espiritual son manifiestos en la forma en que habla y escribe. Es perspicaz y realista en sus sugerencias para los hombres que perciben una llamada al sa-cerdocio.

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Seminaristas Cameron Costello, Dominic Nguyen, Hugo Rodriguez y Osmin Melendez posan para una foto de la Misa Crismal el 15 de abril en la Catedral del Sagrado Corazón de Davenport.

Para cada artículo, tomaré una pregunta y la responderé basándome en las palabras de padre Brannan y añadiré mis propios comentarios también. Mi espe-ranza es que esto pueda guiar no solo a los hombres que están pensando en el sacerdocio, sino también a los miembros de la familia, amigos, miembros de los comités parroquiales de vocaciones, St. Serra Club, Caballeros de Colón, etc.; llegar a aquellos que podrían estar considerando ser buenos candidatos para el seminario.

Hoy me gustaría explorar la pregunta, “¿cuáles son los signos de una vocación al sacerdocio?”

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En primer lugar, los hombres no se llaman al sacerdocio, sino que Dios hace este llamado. Esta es una realidad importante a tener en cuenta, porque afecta a cómo un hombre “sabe” que quiere ser sacerdote. Si un hombre es convencido de que está siguiendo la voluntad de Dios, entonces, se rendirá a la gracia que Dios proporciona y tendrá un sentido de paz interior con su decisión. A medida que continúa su discer-nimiento, permitirá que las cosas caigan en su lugar de la manera en que Dios quiera. Esto incluye reconocer que a veces, Dios permite que las carreteras se bloqueen y desvíen a lo largo del camino. A pesar de estas distracciones, un hombre que discierne el sacerdocio podrá centrarse en preguntar a Dios qué es lo que desea de él.

Un buen candidato al sacerdocio diocesano debe conocer y amar a Jesucristo y tener una sed de llevar a Jesús y sus enseñanzas al mundo. Esto significa que un hombre que está pensando en el sacerdocio, ya debería haber tenido un encuentro con Jesucristo y vivir conscientemente esa relación personal en cada momento de su vida. Así es consciente del inmenso amor de Cristo por él. Desea lo que Cristo quiere para el mundo y, por lo tanto, es un evangelizador. Entiende el valor de una vida vivida con Cristo y se muere por compartir ese don con los demás. En su caridad, él quiere que otros experimenten la alegría que solo la verdad puede traer.

En pocas palabras: un hombre no puede ser sacerdote si no ama a Jesús. Por lo tanto, uno de los signos de una vocación al sacerdocio es el amor por Jesús y su novia, la Iglesia.

Continuaré respondiendo esta pregunta en el artículo del próximo mes. ¡Manténganse al tanto!

(P. Joseph Sia es director de vocaciones de la Diócesis de Davenport y ministro sacramental de la Parroquia de Santa María en Davenport).


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