Por Padre Guillermo Treviño
El Mensajero Católico
Estoy prestando una idea que el Padre Joseph Sia la realizó hace un año. Él desafió a sus parroquianos a ir a la misa en un horario diferente. No tiene que ser todo el tiempo, pero ir a la misa en un horario dife-rente nos da la oportunidad de conocer a un grupo diferente de personas. Cuando nos encontramos con un grupo diferente, nos damos cuenta de que todos son hijos de Dios, como tú y como yo. Si la misa es en otro idioma, siéntete bendecido. Yo te desafío a ir por lo menos una vez a esa misa. Usted podría protestarme diciendo. “Pero, Padre, no voy a sacar nada de esto”, eso no es verdad. Yo tengo una persona sin hogar que viene todos los domingos a la misa en español. Él no entiende nada de español, pero ve la alegría en las personas y en mí durante la celebración de la misa. Cualquiera que sea el problema que él tiene en su vida, él viene y se entrega a la liturgia. En la misa, él y muchos parroquianos más entregan sus problemas a Dios.
Asistir a una misa diferente a la propia, es ver a la iglesia universal. Gente de todas las clases sociales que se reúnen para adorar. Pero lo más importante es que, el extraño ya no se ve como un extraño, sino como un hermano y hermana en Cristo. Nosotros estamos llamados a hacer más cuando conocemos a alguien. Nosotros no podemos escondernos por nuestras inseguridades. El resultado será una relación hermosa, si confia-mos en el Señor.
Por ejemplo, mi madre no habla inglés. Uno de mis mejores amigos es el Padre Kevin Anstey, su madre no habla español. Sin embargo, cuando nuestras madres se ven, siempre se abrazan y cuando yo les traduzco ambas terminan la frase de la otra. Recuerdo que en la ordenación diaconal del P. Kevin mi madre dijo: “Este es un gran lugar…” y la madre del P. Kevin dijo: “Sí, para criar una familia.” ¿Cómo lo sabían? Yo siento que ambas estaban abiertas y veían a Cristo en la otra persona.
Con los recientes acontecimientos que vemos en las noticias y el tema del racismo que esta a la vanguardia, siento que la solución es salir de nuestra zona de comodidad. Conozca a alguien diferente; por lo general son las personas más bellas que jamás encontraremos otra vez. Además, a sugerencia del P. Sia, vayan a otra misa, asistan a los eventos culturales y se sorprenderán de la belleza de los demás. Yo se los prometo, su presencia y su amor harán mucho por el otro. En mi opinión, es lo que necesitamos desesperadamente en este momento.
(Padre Treviño trabaja en colaboración en las parroquias de San Alfonso y Sta. María en Davenport y San Pedro en Búfalo.)