Dear Sisters and Brothers in Christ,
On the Second Sunday of Easter this year — Divine Mercy Sunday — we will once again hear the story of “Doubting” Thomas, the broken-hearted apostle who had to see to believe.
This really is a Gospel about God’s mercy. In the first part of the story we hear of Jesus’ gift of the Spirit to the disciples: “Whose sins you forgive are forgiven them. And whose sins you retain are retained.”
Pope Francis has reminded us that our God never tires of offering us the gift of mercy. Even if we might tire of seeking that mercy and forgiveness, God never tires of lavishly offering it to us. I hope that as you celebrated the sacrament of reconciliation this Lent you were able to experience that mercy, that grace.
There is another example of God’s mercy in the second part of the gospel. The Risen Jesus returns and meets Thomas where he is — in the midst of his grief and confusion. Even in his doubt, Jesus is present to him. Jesus does not demand perfection first. Perhaps this is a good lesson for us to keep in mind as well. The opposite of faith is not doubt; the opposite of faith is apathy. Jesus continues to offer his presence to us in the midst of our struggles, our doubts and our imperfections for he is the face of God’s mercy.
In her wisdom, the Church gives us 50 days to feast after the 40-day fast of Lent. We do have much to celebrate, much for which we ought to be grateful. We have journeyed to the font and once again found our merciful Lord waiting there for us. We have dined at the Lamb’s wedding feast. We have been given the gift of a new Bishop of Rome to shepherd us. And we have been given the blessing of this local Church — the Diocese of Davenport.
This is indeed the day that the Lord has made; let us rejoice and be glad in it!
Sincerely in Christ,
Most Rev. Martin Amos
Bishop of Davenport
El don de la misericordia de Dios
Queridos Hermanas y Hermanos de Cristo,
Durante la Segunda Semana Pascual de este año — Domingo Divino de Misericordia — escucháremos nuevamente la historia de Tomas “Dudando,” el apóstol con su corazón destrozado quien tuvo que ver para creer.
Esto en realidad es el Evangelio de la misericordia de Dios. En la primera parte de la historia escuchamos del regalo de Dios del Espíritu de los discípulos: “Los pecados que se perdonan son perdonados. Y los pecados que se conservan son conservados.” El Papa Francisco nos recuerda que nuestro Dios nunca se cansa de ofrecernos el regalo de la misericordia. Aunque quizás nos cansemos de buscar esa misericordia y ser perdonandos, Dios nunca se cansa de ofrecérnoslos. Espero que durante su celebración del sacramento de reconciliación esta Cuaresma Usted pueda tener la experiencia de misericordia.
Hay otro ejemplo de la misericordia de Dios en la segunda parte del Evangelio. El Resucitado Cristo regresa y se reúne con Tomas en donde esta — entre su dolor y confusión. Incluso en sus dudas, Jesús se le presenta. Jesús no demanda la perfección primero. Quizás esta es una lección que debemos recordar. El opuesto de la fe no es dudar; el opuesto de la fe es apatía. Jesús continúa ofreciendo su presencia a nosotros entre las existencias de luchas, nuestras dudas y las imperfecciones porque él es el rostro de la misericordia de Dios.
En su sabiduría, la Iglesia nos da 50 días para celebrar después de 40 días de ayuno durante la Cuaresma. Sí tenemos mucho que celebrar, mucho de que estar agradecidos. Hemos viajado hacia el frente y nuevamente hemos encontrado nuestro misericordioso Señor esperándonos. Hemos cenado en el banquete de bodas del Cordero. Hemos recibido el regalo de un Obispo en Roma para que nos guie como pastor. Y, hemos recibido la bendición de esta iglesia — la Diócesis de Davenport.
Esto en efecto, es el día que Dios ha hecho; regocijemos y alegrémonos.
Sinceramente en Cristo,
Most Rev. Martin Amos
Obispo de Davenport