By Guillermo Treviño
La película “For Greater Glory” es una excelente presentación de la Guerra Cristera, con estrellas como Andy García, Eduardo Verástegui, Eva Longoria y Peter O’Toole. La película presenta el conflicto con lujo de detalles y algunas escenas pueden hasta elicitar lágrimas. Al público se le avisa que se trata de una película con escenas violentas. Hasta hoy día la Guerra Cristera es un tema controvertido. Mi madre, que experimentó la realidad de ese tiempo, comenta que la violencia real fue miles de veces más terrible de lo que la película muestra. El asistir a Misa era causa suficiente para morir a manos del ejército.
Esta época en la historia de Mexico pasa casi desapercibida en las escuelas, así que al ver la película me enteré de sucesos ignorados por muchos mexicanos. La acción empieza cuando el Presidente Plutarco Elías Calles quiere hacer valer las leyes anticlericales contenidas en la Constitución. Los mexicanos protestan, marchan, firman peticiones y hasta organizan un boycott económico noviolento. Ante esta respuesta, Calles decide oponer la fuerza del ejército y ordena una persecución masiva contra la población que, desde luego, es católica. Los sacerdotes que celebran Misas son ejecutados así como los fieles que asisten a cualquier acto de culto.
La trama se presta a que tanto los actores como el público se hagan preguntas importantes. ¿Por qué se levanta la gente? El juramento de “Muera Cristo Rey “¿son solamente palabras que se tienen que pronunciar para salvar la vida o es la negación del grito “ Viva Cristo Rey “ que lleva a los fieles a la tortura y la muerte? ¿Pueden/deben los catolicos apoyar la rebelión o tratar de organizar una resistencia pacífica? ¿Por qué no se pronuncia el Vaticano? ¿A cuál bando apoya la jerarquía?
La película muestra una gran variedad de situaciones que ayudaron a determinar las acciones y reacciones y demuestran la complejidad de las motivaciones. Uno de los personajes principales, el ahora santo José Sanchez del Rio, tenía solamente 14 años cuando lo martirizaron. Hubo muchas mujeres que ayudaron acarreando municiones, sabiendo que peligraba su vida si se las detectaba. Hubo también sacerdotes que se acercaron a los cristeros y participaron en las batallas como jefes militares. Uno de ellos ordena la quema de un tren después de mandar que se desaloje a los pasajeros y se retire el oro que llevaba, pero cuando el incendio crece se oyen los gemidos de personas atrapadas en algunos de los carros del ferrocarril. El Presidente usa este y otros ejemplos de atrocidades para justificar el ataque de su gobierno y las acciones del ejército.
Una de las partes que más me gustaron fueron los “créditos,” porque muestran fotografías de algunos de los personajes representados en la película y de los ejércitos cristeros. La Guerra Cristera propició el martirio y elevación a los altares de algunas personas que murieron por la fe. El Papa Juan Pablo II canonizó a 25 de ellas.
La película nos puede entristecer, pero refleja la realidad de ese tiempo, la década de 1920 y años posteriores. Debemos recordar que se trata de acontecimientos recientes. A mi me pareció una película excelente que nos muestra el compromiso de muchos con su fe. Yo me pregunto, ¿en que creo? ¿Podria defender mi fe como lo hicieron los cristeros?
(Guillermo Treviño es un seminarista de la Diócesis de Davenport. Está en la parroquia de S. Patricio en Iowa City para cumplir con un año de aprendizaje pastoral.)