Misa diocesana conmemora al Papa Emérito Benedicto XVI

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Barb Arland-Fye
Mons. Zinkula preside la Misa el 4 de enero en la Catedral del Sagrado Corazón con cinco sacerdotes concelebrando y tres diáconos asistiendo. Un retrato del Papa Emérito Benedicto esta sobre un caballete en el santuario.

Por Barb Arland-Fye
El Mensajero Católico

DAVENPORT — El Papa Emérito Benedicto XVI, quien murió durante la Octava de Navidad, encarnó las características de algunas figuras familiares en la historia de la Navidad, lo dijo Mons. Thomas Zinkula durante su homilía en una Misa diocesana que conmemora la vida del difunto pontífice.

Mons. Zinkula presidió la Misa el 4 de enero en la Catedral del Sagrado Corazón con cinco sacerdotes concelebrando y tres diáconos asistiendo. Un retrato del Papa Emérito Benedicto estaba sobre un caballete en el santuario. El Papa Emerito Benedicto se jubiló por casi 10 años, eligió retirarse a los 85 años. Fue el primer Papa en renunciar al papado en 600 años.

Como Papa, “se entregó a la Iglesia pastoral, intelectual y espiritualmente”, dijo Mons. Zinkula en su homilía. Al igual que los pastores, mansos, humildes, sencillos, “Benedicto era tímido y retraído, amable y gentil, compasivo, generoso y hospitalario. Era un hombre de profunda humildad personal. Cumplió con la promesa que hizo cuando se convirtió en Papa, que era ser un ‘humilde trabajador en la viña del Señor’”.

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“Fuimos testigos de la humildad de Benedicto XVI de manera sorprendente cuando renunció como Papa, porque ya no tenía la fuerza para gobernar. Su admisión requirió mucho coraje y humildad. Amaba al Señor y tenía una profunda amistad con Cristo. Sus últimas palabras fueron “¡Jesús, ich liebe dich!” (“Jesús, te amo”)”, dijo Mons. Zinkula.

Luego reflexionó sobre la conexión del difunto Papa con los magos, hombres sabios de Oriente que eran eruditos e intelectuales. “La primera lectura de la Misa de esta noche fue del Libro de la Sabiduría, lo cual es apropiado porque el Papa Emérito Benedicto fue un hombre muy sabio. Su estatura como un buen erudito coincidía con su mansedumbre. Demostró una inteligencia astuta y fue un teólogo soberbio y brillante. Como pastor y maestro, siempre buscó decir la verdad con amor”.

Como escribió el difunto pontífice: “El amor busca la comprensión; desea conocer aún mejor a quien ama; busca su rostro.” Mons. Zinkula hizo referencia a esa cita al señalar: “Benedicto dijo a los reunidos en la Plaza de San Pedro: ‘¡No tengan miedo de Cristo! Él no te quita nada y te da todo’ El Papa Emérito Benedicto se esforzó por hacer clara la fe a la gente. Prestó mucha atención a la síntesis de la fe y la razón”.

Mons. Zinkula habló de los ángeles. “En el Evangelio de Lucas, los ángeles cantaron canciones de alabanza en el nacimiento de Jesús. Cantamos esta misma alabanza en el Gloria dicha en la Misa. Siempre hubo una interconexión entre la teología del Papa Emérito Benedicto y su espiritualidad. Tenía un profundo amor por la sagrada liturgia. Fue su fuente y cumbre, el principio y el final de todo lo que hizo. Buscó a través de sus enseñanzas y escritos educar a las personas sobre cómo venerar, leer y comprender la Sagrada Escritura. Anunció continuamente la presencia permanente del amor de Cristo en el misterio eucarístico. En su exhortación apostólica, ‘Sacramentum Caritatis’ (‘El Sacramento de la Caridad’), Benedicto escribió que la Eucaristía es un misterio para ser creído, celebrado y vivido. Dijo que la alabanza correcta conduce a la doctrina correcta (ortodoxia), que luego conduce a la acción/práctica correcta (ortopraxis), que incluye el cuidado de los pobres, los enfermos y los abando-nados”.

“Esta noche decimos gracias y adiós a este fiel servidor del pueblo de Dios”, dijo el obispo. Conectó la despedida con un versículo de la segunda lectura de la Misa (2 Cor. 5, 10): “… Porque todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo”.

“Cerremos con las propias palabras del Papa Emérito Benedicto sobre el juicio de Dios sobre su vida: “Muy pronto, me encontraré ante el juez final de mi vida. Aunque, cuando miro hacia atrás en mi larga vida, puedo tener muchas razones para temer y temblar, estoy sin embargo de buen ánimo, porque confío firmemente en que el Señor no es sólo el juez justo, sino también el amigo y el hermano que Él mismo ya ha sufrido por mis defectos y, por lo tanto, es también mi abogado, mi Paráclito. A la luz de la hora del juicio, la gracia de ser cristiano se vuelve más clara para mí. Me otorga conocimiento, y de hecho amistad, con el juez de mi vida, y así me permite pasar con confianza a través de la puerta oscura de la muerte”.
Entre los con-celebrantes de la Misa estuvo el Padre Marty Goetz, párroco de la parroquia de la Divina Misericordia-Burlington/
West Burlington y de la parroquia de Santa María-Dodgeville, quien dijo: “quería venir y ofrecer mis oraciones en la Misa diocesana por el Papa Benedicto” y dar gracias por su vida y todo lo que hizo por la Iglesia. . “Cuatro cosas me llaman la atención sobre el Papa Benedicto. Su trabajo sobre el Catecismo (estoy haciendo ‘El Catecismo en un Año’ con el padre Mike Schmitz, ofreciendo una oración por el Papa Benedicto antes de comenzar), su don de esperanza, sus escritos sobre Jesús y la Eucaristía y, finalmente, su valentía. Fue un ejemplo de Dios haciendo grandes cosas a través de nosotros, incluso en el silencio de la oración”.


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