Por Lindsay Steele
El Mensajero Católico
Dos años después del fallecimiento de su esposo, Clarence Henry Jr., a Margaret Henry le quedaba una tarea por cumplir: donar su cáliz conmemorativo del Cuarto Grado de Caballeros de Colón a una parroquia en una zona rural de Perú. Ella se dijo: “Tengo que
asegurarme de que esto se hiciera”. Clarence Henry, fue un miembro dedicado de la parroquia Jesucristo, Príncipe de la Paz en Clinton. El fue oficial de policía durante más de 30 años en la comunidad.
Margaret Henry y las tres hijas de la pareja, querían que el cáliz fuera a “La Virgen Pura y Limpia”, la
parroquia en Sampillica, Perú, con quien la parroquia de Clinton alguna vez compartió una cálida relación. “Nuestras hijas pensaron que era una idea fantástica. Clarence siempre apoyó las colectas especiales y el apoyo al servicio de esta parroquia hermana, por lo que era el lugar perfecto para honrarlo”, dijo su esposa.
En el pasado, llevar el cáliz a Perú hubiera sido fácil. La Hermana Phyllis Morris, Franciscana de Clinton, sirvió en el área durante muchos años junto al Obispo Daniel Turley, quien fuera obispo durante mucho tiempo en la Diócesis de Chulucanas en Perú. Mons. Daniel Turley es sacerdote agustino de Chicago. El visitaba la ciudad de Clinton anualmente para ofrecer
actualizaciones y llevar donaciones a Perú. La parroquia también organizó dos viajes misioneros a Sampillica. Sin embargo, los lazos comenzaron a debilitarse después que Mons. Daniel presentara su carta de renuncia al Papa por razón de edad. La pandemia de COVID-19 también influyó, dijo el diácono Jeff Schuetzle, quien sirve en la parroquia de Clinton.
Enviar el cáliz por correo no era una opción debido al riesgo de robo y Margaret Henry y su parroquia no conocían a nadie que pudiera entregar el cáliz en persona. Durante dos años, el cáliz se quedó acumulando polvo, un destino que Margaret Henry estaba tratando de evitar. “Quería que se usara, no que se quedara en un estante”.
Consideró donar el cáliz a otra parte, pero no estaba lista para darse por vencida y tampoco lo estaba el
diácono Schuetzle. Cuando comenzó a trabajar en el Centro San Vicente en Davenport a principios de este año, pidió consejo a Miguel Moreno, director diocesano del Ministerio Multicultural, sin saber que Moreno es de Perú.
Moreno brindó más que consejos; podría proporcionar una forma de que el cáliz llegara a Sampillica. Coincidentemente, planeaba asistir a una convención del ministerio laical hispano en la ciudad de Nueva York en octubre, al igual que el Cardenal Peruano Pedro Barreto, S.J.
Moreno contactó al cardenal, quien accedió a llevar el cáliz a Perú. Planearon reunirse en la Catedral de San Patricio en la ciudad de Nueva York durante la
celebración de El Señor de Los Milagros. “Miguel fue la persona perfecta para hacer que esto sucediera”, dijo el diácono Schuetzle, destacando su agradecimiento por la colaboración.
En un principio, Moreno planeó entregar el cáliz solo, pero las coincidencias continuaron. Esa misma semana, Margaret Henry viajaba a la ciudad de Nueva York para asistir a la celebración del Día de los Abuelos en la escuela de su nieto Julián. Dos de las hijas de los Henry viven en la ciudad de Nueva York. “Dios, estás ahí para mí”, recordó haber pensado Margaret Henry. “¡Yo
también podría estar allí para (el intercambio de cáliz)!”
El 16 de octubre, Margaret Henry, sus hijas Meghan Gutiérrez y Bridget Siegel y el esposo e hijo de Gutiérrez se reunieron con Moreno y el Cardenal Barreto en la Catedral de San Patricio. La hija Molly Harlow de West Des Moines le ofreció sus buenos deseos desde lejos.
El esposo de Gutiérrez, Julián III, habla español con fluidez y tradujo una conversación entre Margaret Henry y el cardenal. “El Cardenal nos agradeció pero dijo, y esto fue increíblemente emotivo para mí, ‘Sé que tienen un profundo dolor por su pérdida. Rezo por ustedes. Recuerde, (Clarence) está en la luz de Dios y es
eternamente feliz’”, recordó Margaret Henry. La familia también conoció al Cardenal Timothy Dolan de la ciudad de Nueva York en la catedral. Tener la oportunidad de conocer “no a uno sino dos” cardenales fue una gran bendición, dijo.
Aproximadamente una semana después, Moreno recibió una foto del obispo Cristóbal Mejía de Chulucanas sosteniendo el cáliz, junto con una donación que la familia envió con el cáliz. El Obispo compartió un mensaje de agradecimiento: “Infinitamente agradecido a la señora que ha tenido el generoso gesto de enviar para nuestra Diócesis de Chulucanas tanto el cáliz como el dinero. …Este es un gran milagro del Señor de los Milagros, que sin conocerme ha tenido la amabilidad de enviarnos estos con toda confianza. Que el Señor les recompense con muchas bendiciones a la familia.”
Margaret Henry está agradecida que el cáliz finalmente esté en Perú. Ella cree que su esposo habría bromeado sobre cuánto tiempo tomó; porque él era una persona
puntual a la que le gustaba llegar a misa 30 minutos antes. No hubiera querido que la historia del cáliz fuera sobre él. “Se trata de un cáliz que los Caballeros de Colón dieron en mi memoria; simplemente tiene mi nombre”, ella cree que diría su esposo.
“Mi familia y yo estamos agradecidos con Miguel y el diácono Schuetzle por sus muchos esfuerzos para llevar el cáliz a salvo a su nuevo hogar”, dijo. Ella espera que la historia del viaje del cáliz anime a otros a considerar las necesidades de los menos afortunados, “especialmente en esta época del año”.