Hay una nueva esperanza en este tiempo de Cuaresma

Facebooktwittermail

Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,

Al año pasado, empecé esta carta diciendo: “Hoy empezamos nuestra peregrinación anual a través del desierto a la Cruz y, a través, de la Cruz a la alegría de los sacramentos de Pascua y a la mañana de Pascua.” Nosotros ciertamente hemos estado atravesando el desierto;

Bishop Zinkula

El año pasado comencé esta carta con: “Hoy comenzamos nuestra peregrinación anual a través del desierto a la Cruz, y a través de la Cruz hacia la alegría de los sacramentos de Pascua y la mañana de Pascua”.

Ciertamente hemos estado viajando por el desierto; ciertamente se nos ha pedido abrazar la Cruz de maneras que nunca habíamos imaginado. Es difícil creer que lo que comenzó como una Cuaresma “normal” el año pasado se convirtió, muy rápidamente, en una Cuaresma de un año. Se nos ha pedido que ayunemos, de nuestras actividades y reuniones habituales, incluso del flujo y reflujo habitual de la vida parroquial. Se nos ha pedido que demos de nosotros mismos, para ayudar a quienes han perdido su trabajo o su hogar, a quienes les cuesta poner comida en la mesa o cuyo trabajo los pone en peligro. Se nos ha pedido que bebamos profundamente de los pozos de la oración, para sostenernos, sin duda, pero también para ayudar a sostener a todos los que han estado sufriendo, especialmente a los que han muerto, a menudo solos, y apoyar a sus familias.

CMC-podcast-ad

Y ahora llegamos a una segunda Cuaresma pandémica. Y sí, se nos pide una vez más que adoptemos nuestras prácticas tradicionales de ayuno, limosna y oración con una nueva intensidad. Sin embargo, este año, lo hacemos con un poco más de esperanza, que las próximas vacunas proporcionarán un camino a través del desierto de regreso a una forma de ser más familiar, una especie de Pascua.

Pascua significa vida nueva; significa que todo ha cambiado. Y espero también que después de esta temporada de Cuaresma de COVID, lleguemos a una nueva Pascua cambiada, que no volvamos a la “normalidad”. Como advirtió el Papa Francisco, enfrentamos más que un virus biológico. La pandemia ha puesto al descubierto una plaga de desigualdades e injusticias que claman por la curación: explotación del planeta, racismo sistémico, desperdicio de alimentos en medio del hambre, profundas divisiones políticas y una economía que fomenta las disparidades y trata a los trabajadores como productos desechables. Que nuestras dos Cuaresmas COVID nos moldeen y nos conviertan en sanadores, como Jesús; ¡Que seamos portadores de esperanza!

Se le recuerda, que cuando llega el tiempo de ayunar, lo mínimo que la Iglesia nos pide durante este tiempo es:

Miércoles de Ceniza y Viernes Santo son días de ayuno. En días de ayuno, una comida completa y dos comidas menores. No se permite que se coma entre comidas. Los católicos entre los 18 y 59 años están obligados de ayunar.

Miércoles de Ceniza y todos los Viernes de Cuaresma son días de abstinencia. En días de abstinencia, no se debe comer carne. La ley de abstinencia obliga a todos los católicos de los 14 años o más.

Si los fieles de una comunidad no pueden observar las regulaciones de ayuno y abstinencia debido a problemas de salud u otras razones, entonces ellos están llamados a practicar otras formas de penitencia y abnegación adecuadas a su condición. Ignorar las leyes de ayuno y abstinencia es un tema realmente serio.

Al igual que el año pasado, todos los trabajadores esenciales, todos los enfermos de COVID-19, y todos los están a su cuidado, para mantener o recuperar su salud y fuerzas, son dispensados del requisito de abstinencia los viernes de Cuaresma y del ayuno y abstinencia del Viernes Santo (cc. 1245, 1251). Esta dispensa se aplica a todos los católicos de la Diócesis de Davenport, ya sea que se encuentren dentro o fuera de la Diócesis, y a todos los que se encuentran viajando dentro de la Diócesis en estos días (c. 136).

Espero que llegue el día, ojalá que sea pronto, en que podamos reunirnos como Iglesia diocesana, sin distanciamiento social y sin máscaras. Hasta entonces, sepan que todos están en mis oraciones.


Support The Catholic Messenger’s mission to inform, educate and inspire the faithful of the Diocese of Davenport – and beyond! Subscribe to the print and/or e-edition, or make a one-time donation, today!

Print Friendly, PDF & Email
Facebooktwittermail
Posted on