Por Padre Joseph Sia
El Mensajero Católico
Como Director de Vocaciones, por supuesto, trabajo con todas las comunidades de nuestra diócesis y, debido a mi experiencia y habilidades, me siento especialmente desafiado a explorar formas de construir una cultura vocacional en las comunidades hispanas.
Algunos de los mejores modelos, que he tenido para servir a las diferentes culturas han sido sacerdotes jesuitas con los cuales he crecido. Eran sacerdotes misioneros españoles en China en la década de 1950, que fueron expulsados por los comunistas. Ellos se fueron a las Filipinas para servir a los inmigrantes chinos allá. Mis padres me enviaron a una escuela jesuita en Manila. Allá conocí a estos hombres caucásicos que no solo hablaban español e inglés, sino también nuestro idioma nativo en Filipinas, ¡e incluso chino! Me impresionó el deseo de convertirse en uno de nosotros y derribar las barreras que nuestras limitaciones humanas podrían haber impuesto. A mis ojos, esos sacerdotes eran testimonios del ofrecimiento salvífico de Jesús para todos los pueblos del mundo. Creo que ese testimonio me dijo tanto, que inspiró mi fe católica, ¡y realmente creo que ha sido un factor crucial en el porqué sigo siendo católico hoy!
El ejemplo de esos misioneros es lo que me motivó a aprender español cuando estaba en el seminario, y más tarde cuando me ordené sacerdote, para servir a los católicos hispanos en las diferentes parroquias de la diócesis, donde me han asignado hasta ahora. Después de 11 años de trabajar con las comunidades hispanas, hay muchas cosas que he aprendido y espero que puedan ser útiles mientras trato de promover el discernimiento de la vocación al sacerdocio.
Una de las cosas más importantes que he descubierto es que existe una gran diversidad en la población. Desafortunadamente, hay algunos estereotipos que han surgido con respecto a los inmigrantes hispanos, y como es el caso de los estereotipos, no todos son ciertos. Por ejemplo, no todos son de México; e incluso entre los mexicanos, hay una gran variedad de culturas, tradiciones y prácticas religiosas. Otro ejemplo es que algunos hispanos en nuestra Diócesis (especialmente los más jóvenes) nacieron aquí y tienen más fluidez en el inglés que en el español; sin embargo, a la mayoría les han enseñado las oraciones católicas básicas en español, por lo que es posible que no conozcan estas oraciones en inglés. Estos son solo algunos ejemplos de la diversidad que he visto.
Por otro lado, hay algunas características que son típicas entre los hispanos que desempeñan un papel en la formación espiritual y en el discernimiento vocacional. La cultura hispana es más comunitaria y orientada a la familia. La unidad familiar parece ser más extendida y no nuclear. Hay una expectativa mayor de su papel como hijos en relación a sus padres (por ejemplo, los hijos son llamados a tener el cuidado de sus padres cuando estos estén ancianos y no ponerlos en asilos). Especialmente entre los inmigrantes recién llegados, existe el deseo de tener una estabilidad económica y, por lo tanto, hay presión para obtener un “buen trabajo”, es decir, un empleo bien remunerado en una gran ciudad o empresa. Obviamente, en estos casos, el sacerdocio diocesano no es una vocación atractiva porque ser sacerdote significa estar separado de la familia, para servir en varias pa-rroquias que puedan estar lejos de la casa, o no ganar lo suficiente para ayudar a los padres, hermanos y hermanas. Estos son solo algunos de los desafíos que he encontrado en mi interacción con los miembros de la comunidad hispana.
Mis planes para continuar promoviendo el discernimiento vocacional en la comunidad hispana incluyen el establecimiento de Comités Vocacionales en parroquias con Ministerio Hispano (esto se inició con el Taller Hundredfold en diciembre pasado), llevando el Programa de Verano Totus Tuus a parroquias hispanas, desarrollando relaciones con los jóvenes (por ejemplo, en Santa María, Davenport, iniciamos un club semanal de “Fútbol”, donde invitamos a los jóvenes a jugar en los campos de la iglesia), apoyando la formación del Ministerio de Laicos Hispanos a través de la Oficina Multicultural, colaborando con los Movimientos Carismáticos Hispánicos en nuestra Diócesis y presidiendo misas en español en las diferentes parroquias, para hablar sobre las vocaciones.
Al final del día, mi esperanza está en el Señor: cuando la formación de fe y el discernimiento vocacional se realicen en el contexto de una relación amorosa con Dios, entonces la voz de Dios se escuchará claramente y la respuesta será inequívoca. Únase a mí para continuar orando por las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa en la Diócesis de Davenport.
(P. Joseph Sia es director de vocaciones de la Diócesis de Davenport y ministro sacramental de la Parroquia de Santa María en Davenport).